Mi espacio

oiuhukt — July 8, 2024

Hace un par de semanas tuve que dejar el lugar en el que vivía. Ahora mismo, al escribir esto, estoy en casa de mis padres en Pabellón de Arteaga El primer distrito de riego del país.. Antes de esto, vivía en Tlalnepantla.

La mudanza interestatal es muy costosa y tuve que repartir mis cosas en las casas de dos amigos que viven cerca de ese municipio, ahora mis pertenencias están divididas. Otros de mis bienes materiales los tuve que abandonar en la casa que deshabité: mi silla y mi librero están abandonados en esa casa y no sé qué uso le darán las personas que la habiten en el futuro.

Sin duda –debo confesar– mi librero fue mi pertenencia favorita. Mandé a hacer el librero con alguien cerca de la casa y, entre mi hija y yo, lo lijamos y barnizamos. Al principio el librero estaba considerablemente vacío; pensé que tardaría años en llenarlo por completo. Pero ya estaba casi lleno el día en el que lo abandoné.

Mi hija y yo empacamos nuestras pertenencias y, cuando fue turno de vaciar el librero, caí en cuenta de que estoy viviendo tal y como le hubiera gustado a una versión más joven de mí. Una versión joven de mí anhelaba tener un librero y lo tuve; además, el grueso de mis pertenencias dependen de los pasatiempos que he cultivado a lo largo de los años.

Para repasar algunos de mis pasatiempos, me gusta leer, escuchar música, ver películas, reparar dispositivos electrónicos como: audífonosModifiqué algunos de mis audífonos para experimentar diferentes bocinas y ecualizaciones. y computadoras ; tenía además mis herramientas de trabajo: mis plumas, mis libretas, mis lapices, mi impresora y, por supuesto, muchos de los libros que poseo son para mi trabajo.

Ahora tengo entre mis pertenencias un equipo de sonido que erigí a partir de un estéreo viejo, unas bocinas del tianguis y una nueva aguja para el tornamesa; mi colección de audífonos –que la última vez que conté eran 15; un micrófono semiprofesional y dos de solapa. Tengo mis libros, los artículos que he impreso (algunos compilados y encuadernados por mí). Cuento entre mis libros la colección de mangas de Berserk, Claymore y Oyasumi Punpun; tengo mis discos en vinil y mis herramientas para trabajar cuero; para trabajar con dispositivos electrónicos tengo mi cautín, estaño y pasta para soldar ; además tengo destornilladores y un taladro. Tengo una laptop gamer, que adquirí gracias a mi ex-pareja; no juego demasiado, pero amo los rpg’s y trato de probar los nuevos lanzamientos, los últimos días la utilicé para jugar Octopath Traveler.

No tengo cama ni mucha ropa. Asumo que la cama está –cualquier rentero decente debería dejar una cama; mis gustos en ropa no son melindrosos y las playeras y pantalones que tengo no son muy diferentes entre sí. Mi padre me enseñó a cuidar mi higiene personal y me preocupa mi olor, por lo que tenía mis desodorantes y una fragancia. Esto es lo que tengo y que no depende de mis pasatiempos.

No estoy cien por ciento seguro de quién de mis dos amigos resguarda cada una de mis pertenencias y me entristeció dejar mis cosas al cuidado de otros; me dolió abandonar algunas de mis pertenencias en la casa que habité.

Estoy ahora viviendo en la casa de mis padres –como confesé al inicio. Nunca me sentí completamente cómodo en la casa de Tlalnepantla porque sabía desde un inicio que la casa no era mía. Pero fue un resguardo temporal en el cuál aprendí qué cosas quiero tener y cómo me gusta acomodarlas. También sé que la casa de mis padres no me pertenence, pero a diferencia de mi habitación anterior, me siento cómodo habitándola.

Ahora que llegué a casa de mis padres, ellos me cedieron un cuarto. Retiramos el viejo papel tapiz y pintamos las paredes; compré un escritorio y una nueva silla –que sin duda es más cómoda. En casa de mis padres tengo un librero que fabricó un amigo –yo sólo participé–, librero que sirvió de plantilla para el que abandoné.

Estoy en casa de mis padres y me parece que ya he acomodado mi habitación. Tengo nuevas pertenencias y sé que lo que está en casa de mis amigos está bien cuidado. Mis padres adoran a su nieta y ella a sus abuelos. A pesar de esto, todavía tengo la ligera sensación de que regresar a la casa de mis padres cuenta como un fallo; ahora que vivo aquí y que por fin tengo un lugar al cuál llamar “mi espacio”, la sensación de felicidad es mayor a la sensación de haber fallado.

Deseo que esa sensación de felicidad dure algún tiempo.

← Back to all posts

Mi espacio - July 8, 2024 - Abraham Olivetti